El cuerpo ha sido a lo largo de siglos el lienzo de muchos artistas, un espacio vital para inscribir mensajes con distintos significados. El tatuaje, sin dudas, es una de las expresiones artísticas más ligadas la condición humana. Su origen se remonta miles de años en el tiempo y ha sido popular en diferentes culturas a lo largo y ancho del globo. En esta oportunidad nos ocuparemos de un aspecto particular de esta práctica, donde el arte y la criminalidad se confunden volviendo difusos los límites impuestos por la ley y el orden.
Japón ha tenido siempre una relación complicada con los tatuajes a lo largo de su historia. A diferencia de la mayoría de los países occidentales donde son considerados simplemente una forma de expresión o el error de una noche de borrachera, este arte corporal es despreciado por el común de la sociedad japonesa, incluso siendo la cuna de los mejores artistas del mundo y con las técnicas más refinadas.
Muchos aun no son conscientes de que no hace mucho tiempo atrás, durante una etapa particular del periodo Edo(1603-1868), una de las formas mas populares del castigo de crímenes no violentos era un tatuaje en la mismísima frente. Esta practica denominada “irezumi kei”, estaba destinada a los responsables de delitos menores como el robo o el hurto. En ese momento este tipo de castigos era parte del catalogo de los denominados “suplicios corporales”, tales como los azotes. A menudo este tipo de condena corporal era acompañada por la expulsión del área de influencia. Era un eficaz disuasivo, ya que sumado al hecho de tener una marca permanente en el rostro, todo aquel que los veía sabia que se trataba de un criminal, con la vergüenza de por vida que eso implica.
Esta practica también tenia una función de registro. Los delincuentes se convertían en expedientes andantes. Tal como pueden ver en las fotografías que ilustran esta nota, el estilo de tatuaje era elegido según la zona de la que el malhechor provenía. De esa manera los ciudadanos no solo podían saber el delito que se había cometido, sino también la región en la que había sido condenados.
Es muy interesante estudiar el significado que hay detrás de estos tatuajes. En una de las imagenes, podemos ver una secuencia de tres líneas, que una vez concluida forman el kanji (大) que significa “grande”. En muchas de las regiones en las que se aplicaba este castigo, si el carácter llegaba a su forma final, es decir si se completaban los tres trazos, la pena se pagaba con la mismísima vida.
La costumbre del tatuaje puede ser rastreada en Japón tiempo atrás entre el periodo Jomon y Yayoi (14.000-300 AC), cuando tenían un poderoso significado místico. Tiempo después, esa cultura fue desplazada hasta volver en el Periodo Edo con un significado muy diferente. Hasta bien avanzado este periodo de la historia japonesa, las prisiones eran inexistentes. Su aparición coincidió con el desarrollo de las grandes ciudades como Osaka y Edo (Tokio) , con el consecuente aumento en la criminalidad que eso significó. Antes de eso las soluciones solían ser bastante expeditivas: la amputación de la nariz o una de las orejas estaban a la orden del día.
En 1745 el tatuaje como forma de castigo reemplazo definitivamente a las amputaciones, ya que la sociedad se volvió un poco más amable y menos sedienta de sangre. Progresivamente este castigo fue mutando, y se traslado de los rostros culposos hacia los brazos de los delincuentes, en una forma muy similar a los que conocemos ahora.
En 1872, el nuevo gobierno japonés abolió el castigo impuesto a través de los tatuajes de una vez por todas.Curiosamente, este proceso fue acompañado por otro paralelo en el cual el arte sobre el cuerpo de las personas se convirtió en una disciplina muy popular, fenómeno que se extiende hasta los tiempos modernos, en los que cada una de esas marcas en el cuerpo no solo tiene un impacto en la moda, sino que un profundo significado. El mundo del tatuaje nos ofrece un montón de alternativas para su estudio, no solo en el ámbito artístico (extremadamente rico en ese país) sino en materia sociológica y antropológica. En otra oportunidad nos enfocaremos en esta particular disciplina y su desarrollo en la cultura contemporánea. Espero que juntos hayamos aprendido algo nuevo sobre la historia de este país que siempre tiene algo nuevo para sorprendernos, incluso en el remoto pasado.
Via: Rocket News
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